domingo, 3 de noviembre de 2013

Viajar viviendo

Después de varios meses de ausencia, regreso. Regreso para retomar el blog y, como prometí, acabar de contar mis batallitas hasta el regreso definitivo. Sí, parece mentira pero he regresado. El último post lo escribí desde Bali, este lo hago ya desde Sant Cugat, mi casa, mi cama.

Dije que volvía con las pilas recargadas y así era. Intento que las mismas sigan así, pero no miento si digo que la readaptación no está siendo demasiado sencilla. Nada es fácil, supongo. Y después de los ocho meses increíbles que he pasado y que en este post acabaré de relatar, ahora toca un poco de "reality". Una de cal, y una de arena. Estoy en etapa "cal". Vuelta al ruedo.

En el pasado post decía, no sé si la estancia en Australia me ha cambiado. Ahora lo sé. Y sí. Pero a ello ya iré más adelante. Que aún se me retuerce el estómago cuando analizo mi presente. Aunque afortunadamente, aún voy coleccionando moments y el reencuentro con los míos ha sido bonito.

Pero me quedé en julio relatando mi última fase australiana. Conté mi despedida a Byron. Ahora toca contar mi despedida a Tailandia, a Bali y a Grecia. Mi etapa final: me etapa viajera.

Desde luego, dudo que pudiera haber escogido mejor mi "fin de viaje" que con estos tres destinos. Los tres muy distintos, pero los disfruté todos ellos.

Iré por orden.

30 JUNIO 2013. Byron Bay (Australia) - Phuket (Tailandia).


Justo el domingo pasado hicimos la típica sesión post viaje: cena + pase de fotos. Recuerdos, anécdotas y alguna que otra risa. Nos permitimos el lujo de "revivir" el viajazo.


Si tengo que elegir algo del viaje no lo dudo: la compañía. Lara y Roser. Buen equipo. Muchas muchas charlas y como ya dije, varias risas también. Creo que filosofamos bastante.

Después de mis meses en Australia, país desarrollado al máximo, me planté en Tailandia, país aún en vías de desarrollo, aunque ya muy muy acostumbrado al turismo (un poco demasiado, para mi gusto, ya que a veces tuve la sensación de que se perdía la autenticidad).

Hicimos un buen recorrido en tan solo 15 días. Phuket-Ko Phi Phi-Railay-Ko Tao-Bangkok-Chiang Mai-Pai-Phuket.

Un poco demasiado para tan pocos días, pero no sabemos cuando podremos volver y nos pudieron las ganas de conocer "todo". Pero sinceramente, a posteriori, creo que merece más la pena menos y mejor. Lección 1 (de todo se aprende).

Sinceramente, me gustó el país, pero no me entusiasmó. Igual porque venía de Australia, de Byron. Pero lo disfruté.

La vida isleña de la pequeña Ko Tao es ideal para los amantes del submarinismo; los excursionistas pueden disfrutar del paisaje del norte del país (Chiang Mai); pasearse por la playa de la mítica peli homónima "La playa" también tuvo su qué; confirmar que sería imposible vivir en el bullicioso, caluroso y caótico Bangkok; encontrar en Pai el Byron tailandés (por tamaño, por hippie y por "buenrollero"); hacer compañeros de viaje de around the world (me gustaba especialmente encontrarme con australianos); aprender sobre nuevas religiones y culturas visitando templos (a veces pareciendo un mix entre colegialas y guías turísticas por los atuendos que nos prestaban para cubrir nuestro cuerpo); sufrir incontables y surrealistas medios de transporte (en los que mi amiga Lara encuentra la comodidad y duerme cual bella durmiente); descubrir playas de impresión; y, que no se me olvide, disfrutar la comida (¡hasta aprendimos algunas recetas!).

Las vistas del avión llegando al atardecer a Phuket fueron las más impresionantes que he visto nunca desde un avión. 

Ko Tao


Chefs


Trekking en Chiang Mai

Flor de loto

Creo que, más o menos, éste sería el resumen de unos buenos 15 días que me permitieron cerrar mi etapa en Byron con más facilidad. Desde luego, el impacto Byron-Barcelona directo hubiera sido too much.

Después de esos agradables días, me despedí de Lara y Roser (que muy amablemente se llevaron mi maletón) y again alone hacia el siguiente destino...


14 DE JULIO: Phuket (Tailandia) - Bali (Indonesia)


Tengo que reconocer que al despedirme de Lara y Roser una parte de mi (la más perezosa) quería volver con ellas a Barcelona, pero SUERTE que no lo hice. Me hubiera perdido uno de los más enormes moments de mi vida.


Mi experiencia en Bali durante 3 semanas en un surf camp fue, toda ella, un moment(azo).

Repentinamente me vi de nuevo sola ante el peligro. Avión (low cost, cutre cutre de Air Asia) rumbo a Bali con la intención de traca surfera final (a ver si por fin podía dejar de ser un "intento de surfera", para considerarme surfera). Objetivo, desgraciadamente, no cumplido (yo pensaba que sí, pero mi paso por las olas asturianas me confirmaron que aún me queda un largo largo camino -lo que no me desmotiva para nada: keep going-).

Pero, recordando uno de mis antiguos posts: si la combinación es la adecuada, puedes encontrarte de nuevo viviendo un moment y desearías parar el reloj durante un rato (bastante largo).

Mi paso por Bali fue eso. Combinación perfecta.

- Una llegada oportuna. Oportuna porque me esperaba uno de los trabajadores del surf camp muy muy servicial y amable y porque llegué a la vez que Nadine, una chica suiza que sería ya mi súper amiga made in Bali. Tuve suerte porque si estás con ella, pasar un buen rato está asegurado. Es un personaje espontáneo, muy divertido, inteligente, con enorme empatía, que sabe escuchar e igual de pato que yo encima de una tabla de surf. 


Nadine et moi en Tanah Lot (sunset)

Reencuentro con Núria y Bruno en Bali

- Una habitación compartida. Tengo que reconocer que llegar a las 11 de la noche y meterte en una habitación en la que ya duermen 3 desconocidos no es lo más cómodo del mundo, pero resulta que mis compis de habitación, especialmente los dos chicos, me hicieron sentir como en casa. Uno de ellos, de pocas palabras, pero con un sentido del humor muy bueno y un buenazo de cuidado. El otro, mi "papi" total. En Australia el farmer me hizo de "padre", en Bali fue Otto, un alemán, profesor trotamundos, bastante peculiar y muy cariñoso. Incluso me hacía de profe particular de surf y analizaba conmigo mis videos, aconsejándome (muy bien, por cierto) para que progresara. 

- Una piscina en la que practicar "el pato". Una hamacas alrededor en las que tostarte al sol y reposar los exhaustos músculos después de una sesión surfera agotadora (no sabéis cuanto puede llegar a destrozar remar para llegar al pico!). Un bar con comida muy decente y un servicio delicioso. Y una "torre de vigilancia" en la que disfrutar de una siesta perfecta.



 

- Una localización de vicio. Junto a las olas de Old Man y Batu Balong Temple. En un pequeño "pueblo" llamado Canggu. Rodeado por el  warung Varuna ("bareto" de comida tradicional riquísima y baratísima), el restaurante Betelnut (donde hacen el mejor cheese cake jamás visto) y un bar/tienda/restaurante/sala de exposiciones y conciertos que me tiene el corazón robado: Deus Ex Machina: the temple of enthusiasm (los recientes esposos, Xio y Xiki, saben de qué va la historia). Yuna luz que fácilmente pone la piel de gallina.






- Un pillow field junto a la piscina en el que nos hemos tumbado largas horas y hemos filosofado sobre la vida, hemos compartido batallitas surferas y nos hemos contado nuestras vidas en verso.

Bintang time en pillow field

- Una rutina que, a pesar de la palabra, no se hace nada pesada. Una rutina en la que podría permanecer durante un largo periodo sin perder la sonrisa. Sesión matutina surfera (quien me hubiera dicho que llegaría a levantarme a las 5.30 am para ir a surfear!), desayuno con bufet de escándalo (la sensación de levantarse, hacer deporte y ya mereciéndote el desayuno, no tiene precio), descanso largo y tendido compartiendo sensaciones de la sesión de surf, segunda sesión de surf, descanso (merecido y necesario), actividad de tarde (ya sea fuera del camp, descubriendo la isla o en el camp, incluso haciendo video análisis -es decir, partiéndote de tí mismo viendo como intentas pillar alguna ola), cenita (rica, bueno, bonito y barato) y good night (o party time -tengo que admitir que estábamos agotados pero en el camp siempre alguno se lía y memorable un "festival" que nos pegamos en La Plancha).
El cuadro que presentábamos al acabar las sesiones de surf los primeros días era patético: más que de surfear, parecía que volviéramos de "guerrear". Moratones, cortes, agujetas, extenuación y risa floja de cansancio. Luego el cuerpo, sorprendentemente, se acostumbra a todo. 




- Unos compañeros de surf camp que ahora algunos son ya amigos. Muy variopintos. Desde mayores e incluso familias a jovencitos inmaduros locos por el surf. Sorprendentemente, muchas chicas (en proyecto de surferas!). Estaba relajada, recuperé la sensación de libertad que había sentido en Byron y sonrisa incorporada de nuevo. A pesar de ser la inmensa mayoría germano parlantes, me sentí integrada. Me tiré más de 2 semanas sin ni pizca de spanish, que está muy bien, pero cómo me alegré cuando llegó Marta, una catalana, fue corto porque coincidimos 2 días, pero con ella y con Carmen, una alemana aunque con nombre muy de los nuestros, gocé de las mejores sesiones de surf: subidón total. Si siempre me saliera como en las dos últimas sesiones con ellas y nuestro instructor predilecto, Baru, podría dejar de considerarme sólo un "intento de surfera". Pero va a ser que no. Las condiciones de esos días fueron las perfectas: un spot que ya conocía de las 2 semanas anteriores (Old man), mis brazos en forma listos para remar (como diría Germán, brazos de Hulk! ;), menos bloqueo mental (menos miedo), dos instructores buenísimos (que están contigo en el agua, te escogen la ola perfecta y te ayudan a estar en el momento adecuado en el lugar perfecto), unas compañeras con más nivel que tú y animándote y yo, muy motivada. Es brutal la sensación cuando ves que, por fin lo consigues y "vas en la ola". Ojalá lo pudiera sentir más a menudo, porque eso sí que es un "cargador" de energía. Y de energía de la buena. 

El surf es un deporte muy complicado que requiere mucho esfuerzo y sé que muy probablemente no llegaré nunca a ser ni mediocre. Pero es un reto. Y merece la pena. De nuevo: keep going. Aunque reconozco que al volver a Asturias y ver que sigo con miedos estúpidos y no puedo hacerlo ni la mitad de bien que en Bali, me frustró un poco. Pero eso cambiará, en algún momento, "clic" y cambio de chip. Como dice el refrán catalán: poc a poc i bona lletra. Yo seguiré intentándolo (y me consta que mi amigo Juanjo, lo hará conmigo :).

Uluwatu (evidentemente, aquí yo no me he metido)


Dora & Wiebke

Visita Nici & Nadine Barcelona Octubre '13

- Y unos instructores de surf balineses indígenas auténticos. De los que comen con las manos, van descalzos, viven por y para el surf, que conocen su mar y sus olas a la perfección, hablan un inglés macarrónico medio indio, tienen el pelo quemado del sol, son "negritos" y te dejan flipada cuando les ves con "pinta occidental" (los bañadores Quiksilver último modelo surfero los lucen con mucho arte y controlan perfectamente el Iphone, aunque no tienen wifi en casa, viven en "chabolas", su vida es sencilla y cuando te enseñan fotos de su familia, las mujeres van cubiertas -Bali es hinduista pero Indonesia es mayoritariamente musulmana-). 



Me declaro oficialmente FAN de los "balish" (como cariñosamente les apodamos con mis amigas). 

Es raro. Hace unos 5 años estuve casi 3 semanas de viaje por Bali con 3 amigas y desde luego, el Bali que he conocido ahora no tiene nada que ver. En el primer viaje (a modo guiri), me lo pasé genial, pero desde luego no conocí Bali. Visité el lugar, pero no lo viví. 

Cuando vives, le encuentras el sentido a viajar. Si sólo visitas, lo pierde todo. Lo tengo claro: a partir de ahora, viajar (mucho, mucho) pero viviendo. Y volviendo a la "lección 1",  menos es más: mejor más tiempo en menos lugares. 

Con mi segunda experiencia balinesa mi sensación es muy distinta. Y he estado igualmente unas 3 semanas. Pero compartir el día a día con ellos, conocer a su gente e intentar entender su cultura sin duda ha merecido la pena. Y tengo que confesarlo: quiero vivir allí en algún momento de mi vida. Aún no sé cuando, ni como, pero quiero. Los balineses son todo felicidad: siempre tienen una sonrisa que regalar (aunque regalar, regalar, no pueden regalar demasiadas cosas -materiales, claro está-). Es un gustazo.  Y aunque son bastante vivos y a la que ven un "blanquito" ven también $$$$$, y de ello hay que ser consciente, trasmiten energía positiva a tope. O por lo menos, así lo sentí yo. Y eso hay que repetirlo. Por más tiempo, tiempo que me permita confirmar que mi intuición no se equivoca.  

Sin ninguna duda, la mejor decisión que podría haber tomado para poner punto y final a mi aventura. Ahora no sé si echo de menos más Byron o Bali. ¡Dilema!

1 AGOSTO 2013: Bali (Indonesia) - Barcelona - Mykonos (Grecia)

El 3 de julio es mi cumpleaños. Estaba ya por territorio tailandés y recibí dos cosas que me hicieron especial ilusión.

La primera, mis Wakamayas (equipo de fútbol) acordándose de  mi:


La segunda, unos billetes de avión, nada más y nada menos que a Grecia!

Así que, como ya dije en el post anterior, me obligaron a seguir viajando. La parada en Barcelona fue técnica. Cambio de maletas y saludo fugaz a mi family (que la había echado demasiado de menos). Luego, rumbo a islas griegas.

Otra vez, maratón. En 6 días: Paros, Ios, Santorini, Mykonos. Y también muy bien acompañada.

Equipo al completo (el del bar nos estará aún esperando y ya es casi fotógrafo profesional, sólo de la sesión que nos hizo a nosotras)

Fui afortunada y el viaje empezó por, en mi opinión, lo mejor. Me encantó la tranquilidad de Paros. Me gustaron sus pueblecitos blancos con ventanales azulones y las bungavillas que decoran las callejuelas. Es acogedor. Recuerdo el primer día de ruta en moto descubriendo la isla: gozada absoluta (a la lista de moments). Playa, sol y amigas. ¿Qué más se puede pedir? Plan ideal para ponernos al día de todo lo sucedido en los meses en los que estuve lejos. 

Mi Ari (la echaba de menos)

Nos lo montamos fatal ;)

Antiparos style 

Pero toda buena reunión de amigas conlleva necesariamente carcajadas, anécdotas, intentos fallidos de windsurf, meatballs,  bromas varias y situaciones surrealistas. Nuestra llegada triunfal al camping (sí, sí, camping) trallero macarra estilo italiano (de los que siguen llevando gafas de sol en la disco) de Ios, no fue más que una leve y suave introducción a lo que nos esperaba en la loca (y aún más choni desfase) Mykonos. Yo que pensaba que en mi aventura australiana me había acostumbrado a todo... desde luego dormir en una cabaña militar o en una casita de pájaros era algo que aún no había practicado (ahora ya puedo sumarlo a la lista!).

Paros night (se podía ir incluso en pijama ;)

      Santorini

Mykonos (last night, después de una "siesta")

Desde luego, qué contraste. Del glamour de Santorini, a la "autenticidad" de Mykonos hay un buen trecho.

No cambio esos días en Grecia por nada y fue maravilloso, maravilloso -como diría la gitana del chiste-, dar así punto y final a mi etapa viajera por el extranjero. Pero sinceramente, no me enamoré de las islas griegas, ni de los griegos (algunos fueron bastante desagradables al trato -polos opuestos a la amabilidad de los australianos-). Con todos mis respetos, me quedo con nuestras islas, las Baleares, mil veces. 


Ahí acabó mi aventura viajera. Volví a casa. Volví con los míos. Y nunca mejor dicho, porque he pasado el mes de agosto recuperando el tiempo perdido con mi familia en nuestra patria querida: Asturias. 

Y he disfrutado de toda mi familia, pero especialmente de mis hermanos. Hacía mucho tiempo que no pasábamos tanto tiempo los 3 juntos y lo echaba mucho de menos. Y, aunque no puedo reprocharles la distancia que separa ahora nuestros domicilios porque yo me "fugué" también hace nada y ellos están cumpliendo sus sueños, los echo mucho mucho de menos. Especialmente cuando venían a contarme alguna intimidad y se colocaban al fondo de mi cama. Me gusta que me cuenten sus cosas, me hace sentir un poco más parte de su historia. una historia que, por cierto, va muy muy bien encaminada y ha progresado desde que yo emprendí mi viaje, y eso me enorgullece. Estas cursiladas no les gustan mucho, pero me ha salido así. Ho sento nens!! Us estimo molt. 

Hasta aquí mi historia viajera. 

He disfrutado mucho de este blog, así que igual busco alguna excusa para continuarlo, pero ya veremos cómo y cuando. De todas formas, Adri, muchas gracias por animarme a escribirlo.

Un abrazo muy fuerte.

PD1: Por cierto, aunque parezca mentira en Bali me pasó, me quedé sin chanclas! Literalmente. Se las llevó el mar (y no eran mías).



PD2: 3 lugares, 3 canciones. Tai, Bali y Grecia

http://www.youtube.com/watch?v=yyDUC1LUXSU