miércoles, 25 de febrero de 2015

Echo de menos llorar

Echo de menos llorar. Echo de menos llorar de risa; llorar hasta que la barriga duela; llorar hasta tener agujetas.

Creo que me puedo atrever a decir que es mi sensación preferida. 

Durante varios años de mi vida, mi risa escandalosa solía oírse a menudo.

Me he dado cuenta que ya se oye más bien poco. La echo de menos.

Espero que no sea cuestión de la edad, del paso del tiempo. Parece que la vida a medida que avanza va cogiendo un calibre más serio. No entiendo por qué. ¡No me da la gana! No, no, no y no.

Intento luchar contra ello, pero no siempre con éxito.

Aunque a veces sale solo, sin "intentarlo", y eso es de lo que se trata, supongo.




He tratado de buscar alguna foto que inmortalice alguno de los gustosos ataques de risa que solían darme, pero me ha sido imposible. No ha sido fácil encontrar una en la que salga riendo y no sonriendo. Creo que en ésta con mi hermano Víctor río más que sonrío, aunque no lo tengo del todo claro. Pero me gusta.

En mi post del 7 de junio de 2013 hablaba de lo sorprendente que puede ser el cómo te ven los demás desde fuera y cómo te ves tu "desde dentro". Decía que a menudo me describen con los adjetivos transparente y alegre.

En su día hice referencia al primero. Hoy voy a por el segundo: alegre.

Y es que hace más bien poco uno de mis instructores de surf balineses (de cuando estuve el verano de 2013) coincidió en la isla con un amigo y me describió como la chica "bajita, fuerte y que siempre está riendo".  Me sorprendió.

Cierto es que en ese momento estaba especialmente contenta, pero yo desde luego no me definiría así. Aunque reconozco que si eso es lo que transmito, por lo menos a él, bienvenido sea. Me gusta (lo de "fuerte", no tanto, jaja).

Sin embargo, hay una diferencia sustancial entre risa y sonrisa, que ahora no voy a teorizar (¡tranquilus!).

Creo que mi instructor se refería a la sonrisa, pero ahora hablo de la risa.

¿Qué hago para reír más?

Seguramente dejar de racionalizar/teorizar todo tanto y disfrutarlo más. Seguramente recuperar la espontaneidad de cuando era niña, pero abandonar la melancolía de "aquellos maravillosos años" y empezar a disfrutar lo que soy (el mítico aquí y ahora). 

Dicen que uno solo se hace viejo cuando empieza a vivir del pasado. Tiene guasa que tenga esta sensación, a mis aún no 30. 

Creo que he estado hasta ahora "jugando a ser mayor". 

No te das cuenta y ya estás licenciado, ya tienes trabajo, ya tienes tu casa, tu entorno, tus aficiones, tu rutina. No te das cuenta y los años vuelan y tú te encuentras aún recordando "aquellos maravillosos años", mientras te pierdes "estos maravillosos años".

Reflexión de un miércoles cualquiera, en el que, por cierto, no he reído.

PD: En enero este blog cumplió 2 años!! cuando me llegó el aviso, me hizo ilusión, me salió una sonrisa, pero se me encogió el corazón y me entró una melancolía enorme...

PD2: ¿Alguien que quiera compartir una risa? Vale todo, fotos, vídeos, grabaciones, anécdotas,...

PD3: Mis pies están con ganas de cruzar el charco :)